Por tercer verano consecutivo, El Llanto de la Acequia, cuelga el cartel de cerrado por vacaciones. Este paréntesis se produce por motivos obvios: este que suscribe se marcha un mesecito a la costa granadina, donde la conexión a Internet es una quimera, una empresa de complicada consecución.
Me dedicaré estas semanas al culto al cuerpo, es decir, a la ingestión desatada de tintos con limón, a tostarme en la playa cómo una sardina marxista-leninista, a bucear la piscina de punta a punta.
En septiembre, regresará Antonio Salvador, con la mala leche a flor de piel, sobredosis de Manolo Vázquez Montalbán mediante, preparado para emprender el curso 2009/2010.
Os aviso, con suficiente antelación: pasaré lista, y el que falte, será castigado con una temporada en el Gulag, a media pensión.
Salud y República.
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