La escuché una vez en público, hace ya algún tiempo, y no me agradó nada de lo que soltó por esa boquita de piñón. Compartía mesa redonda con el eurodiputado popular Jaime Mayor Oreja, ministro del Interior del primer gobierno aznarista. Ella era entonces también eurodiputada, pero del Partido Socialista Obrero Español. Creánme si les digo, que a su lado Mayor Oreja parecía un niño de pecho.
La conferencia, a la que acudí alentado por determinado profesor, pues debíamos hacer presencia para poder aprobar la asignatura, trataba sobre la política antiterrorista y de seguridad en el marco de la Unión Europea. Rosa Díez, peliteñida como acostumbra, superó con creces el extremismo derechista de Mayor, recibiendo encendidos aplausos de los estudiantes presentes en el recinto, la mayoría de ellos, jóvenes cachorros del Partido Popular. No tengo ni que decirles que yo no aplaudí. Mi camarada Antonio, al que no le gusta demasiado que le mencione en este blog, tampoco.
Doña Rosita la demócrata, frustradas sus aspiraciones de ocupar la secretaría general del PSOE, relegada al segundo plano de Estrasburgo, acusadora implacable del presidente ZP, entendió que si quería seguir figurando en los papeles, debía abandonar la nave pesoísta, emprendiendo un nuevo rumbo con destino incierto. Lo mismo se podía meter una hostia tremenda, electoralmente hablando, que regresar a la política nacional con un acta de diputada bajo el brazo.
No se integró en Ciutadans por considerarlos demasiado de izquierdas (cosas veredes, Mío Cid), así que se empeñó en fundar un partido novísimo, partiendo de la asociación ¡Basta Ya!. Rodeada de ilustres figuras de la cultura españolista, tales como su pareja sentimental Fernando Savater, Albert Boabdella y Mario Vargas Llosa, promocionada a bombo y platillo por El Mundo, la Cope o Libertad Digital, haciendo del acoso y derribo del Gobierno su razón de ser, Rosa Díez ponía en marcha Unión, Progreso y Democracia (UPyD).
No se recuerda en la historia reciente de España semejante campaña publicitaria a favor de una opción política minoritaria. En sentido contrario, me viene a la cabeza el arsenal de mentiras e improperios que lanzó el grupo Prisa contra Julio Anguita a mediados de los 90, con el fin de destrozar la línea ideológica de Izquierda Unida, objetivo que parecen haber conseguido en estos últimos meses.
El partido bisagra de Rosa y los intelectuales no nacionalistas (entiéndase, rabiosos nacionalistas españoles), incorporó de cara a las elecciones del 9 de marzo a dos referentes del constitucionalismo: Álvaro Pombo y Álvaro de Marichalar. Vaya par de ... tocayos. El primero es un escritor homosexual, que nadó a contracorriente hasta que la familia Lara se topó con él y le galardonó con el Planeta. El otro Alvaro posee el incalificable mérito de ser hermano menor de Jaime de Marichalar, ex yerno del Rey de España. Es un habitual de la prensa rosa y creo que se dedica profesionalmente a recorrer los mares y océanos, montado en una moto acuática. Quijote Marichalar y Sancho Pombo. El hidalgo de ultramar y el escudero gay.
UPyD cumplió su cometido: Rosa Díez salió elegida diputada por Madrid. "La alegre chica de COU", llamada así por su correligionario Tino Barriuso, concursante de Saber y Ganar y bloguero de 20 Minutos, consiguió el añorado escaño , lo que le asegura a ella y a su partidito, generosas subvenciones públicas y titulares a tutiplén durante toda la legislatura. A vivir de los españoles cuatro añitos más. Esta mujer es un lince.
Enseñando las garras de astracán, la bien pagá, reclinada en la barra de Chicote, derretía con su escote, a la crema de la intelectualidad. O por lo menos, así lo escribió y lo cantó Agustín Lara (escuchen la original versión de Enrique Heredia Negri, merece la pena). Haciendo un símil, Rosa Díez, recostada en el escaño del Congreso, derretirá con su verbo florido a la bancada pepera, provocará el orgasmo de pedrojotas y losantos, y nos aburrirá a tantos, hartos de profetas del Apocalipsis.
Esta legislatura va a ser excesivamente curiosa. Un antiguo competidor de Rosa, José Bono, del ala más dura del PSOE, personaje esperpéntico y carpetovetónico donde los haya, presidirá los debates. La voz de Izquierda Unida en el Parlamento será la del diputado unigénito Gaspar Llamazares, fracasado coordinador general y gran responsable de la debacle actual de la coalición. El PP ha iniciado un camino de perdición de dudosos resultados, lo que no hará sino reforzar el neoliberalismo latente del Gobierno.
En medio de este desierto poselectoral, puede que un día sintamos en nuestros cogotes el zarpazo democrático de sus garras de astracán. Entonces, todavía, la libertad será una quimera.
Posdata urgente: ETA, extraño grupo terrorista al servicio de intereses inconfesables, ha vuelto a asesinar. Reaparece así en el panorama político, engordando el ego de los que han hecho del discurso españolista una rentable forma de vida. El Estado monárquico intenta aplastar a la izquierda abertzale con sucios métodos, los gudaris de pacotilla inutilizan el sacrificio independentista matando por enésima vez.
La conferencia, a la que acudí alentado por determinado profesor, pues debíamos hacer presencia para poder aprobar la asignatura, trataba sobre la política antiterrorista y de seguridad en el marco de la Unión Europea. Rosa Díez, peliteñida como acostumbra, superó con creces el extremismo derechista de Mayor, recibiendo encendidos aplausos de los estudiantes presentes en el recinto, la mayoría de ellos, jóvenes cachorros del Partido Popular. No tengo ni que decirles que yo no aplaudí. Mi camarada Antonio, al que no le gusta demasiado que le mencione en este blog, tampoco.
Doña Rosita la demócrata, frustradas sus aspiraciones de ocupar la secretaría general del PSOE, relegada al segundo plano de Estrasburgo, acusadora implacable del presidente ZP, entendió que si quería seguir figurando en los papeles, debía abandonar la nave pesoísta, emprendiendo un nuevo rumbo con destino incierto. Lo mismo se podía meter una hostia tremenda, electoralmente hablando, que regresar a la política nacional con un acta de diputada bajo el brazo.
No se integró en Ciutadans por considerarlos demasiado de izquierdas (cosas veredes, Mío Cid), así que se empeñó en fundar un partido novísimo, partiendo de la asociación ¡Basta Ya!. Rodeada de ilustres figuras de la cultura españolista, tales como su pareja sentimental Fernando Savater, Albert Boabdella y Mario Vargas Llosa, promocionada a bombo y platillo por El Mundo, la Cope o Libertad Digital, haciendo del acoso y derribo del Gobierno su razón de ser, Rosa Díez ponía en marcha Unión, Progreso y Democracia (UPyD).
No se recuerda en la historia reciente de España semejante campaña publicitaria a favor de una opción política minoritaria. En sentido contrario, me viene a la cabeza el arsenal de mentiras e improperios que lanzó el grupo Prisa contra Julio Anguita a mediados de los 90, con el fin de destrozar la línea ideológica de Izquierda Unida, objetivo que parecen haber conseguido en estos últimos meses.
El partido bisagra de Rosa y los intelectuales no nacionalistas (entiéndase, rabiosos nacionalistas españoles), incorporó de cara a las elecciones del 9 de marzo a dos referentes del constitucionalismo: Álvaro Pombo y Álvaro de Marichalar. Vaya par de ... tocayos. El primero es un escritor homosexual, que nadó a contracorriente hasta que la familia Lara se topó con él y le galardonó con el Planeta. El otro Alvaro posee el incalificable mérito de ser hermano menor de Jaime de Marichalar, ex yerno del Rey de España. Es un habitual de la prensa rosa y creo que se dedica profesionalmente a recorrer los mares y océanos, montado en una moto acuática. Quijote Marichalar y Sancho Pombo. El hidalgo de ultramar y el escudero gay.
UPyD cumplió su cometido: Rosa Díez salió elegida diputada por Madrid. "La alegre chica de COU", llamada así por su correligionario Tino Barriuso, concursante de Saber y Ganar y bloguero de 20 Minutos, consiguió el añorado escaño , lo que le asegura a ella y a su partidito, generosas subvenciones públicas y titulares a tutiplén durante toda la legislatura. A vivir de los españoles cuatro añitos más. Esta mujer es un lince.
Enseñando las garras de astracán, la bien pagá, reclinada en la barra de Chicote, derretía con su escote, a la crema de la intelectualidad. O por lo menos, así lo escribió y lo cantó Agustín Lara (escuchen la original versión de Enrique Heredia Negri, merece la pena). Haciendo un símil, Rosa Díez, recostada en el escaño del Congreso, derretirá con su verbo florido a la bancada pepera, provocará el orgasmo de pedrojotas y losantos, y nos aburrirá a tantos, hartos de profetas del Apocalipsis.
Esta legislatura va a ser excesivamente curiosa. Un antiguo competidor de Rosa, José Bono, del ala más dura del PSOE, personaje esperpéntico y carpetovetónico donde los haya, presidirá los debates. La voz de Izquierda Unida en el Parlamento será la del diputado unigénito Gaspar Llamazares, fracasado coordinador general y gran responsable de la debacle actual de la coalición. El PP ha iniciado un camino de perdición de dudosos resultados, lo que no hará sino reforzar el neoliberalismo latente del Gobierno.
En medio de este desierto poselectoral, puede que un día sintamos en nuestros cogotes el zarpazo democrático de sus garras de astracán. Entonces, todavía, la libertad será una quimera.
Posdata urgente: ETA, extraño grupo terrorista al servicio de intereses inconfesables, ha vuelto a asesinar. Reaparece así en el panorama político, engordando el ego de los que han hecho del discurso españolista una rentable forma de vida. El Estado monárquico intenta aplastar a la izquierda abertzale con sucios métodos, los gudaris de pacotilla inutilizan el sacrificio independentista matando por enésima vez.
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