Fue de casualidad, lo juro por Snoopy. Navegaba ayer tarde por Internet cuando recalé en la página web del diario Granada Hoy, uno de los tres que se publican en mi ciudad natal. Las corrientes cibernéticas me llevaron hasta la sección de Opinión, donde fijé mi atención en el artículo del poeta José Carlos Rosales. Orgullo y prejuicio, así tituló el columnista la parrafada del domingo.
No me sorprendí, quizás porque conozco la trayectoria e ideario del mentado articulista. Me indignó, cómo me indignan los exabruptos, las mentiras, las falsedades palmarias de la fauna periodística española. Rosales aprovecha el espacio en blanco que cada semana le otorga el grupo Joly (editor de Granada Hoy), para arremeter contra el presidente venezolano Hugo Chávez, comparándolo de paso con el líder derechista Mariano Rajoy.
José Carlos Rosales se erige en defensor del cantante Alejandro Sanz, después de que las autoridades educativas venezolanas hayan decidido no cederle el Poliedro de Caracas, para celebrar un concierto. El poeta granadino acusa directamente al Jefe del Estado venezolano de prohibir el concierto de Sanz, afirmando además que en el país caribeño sólo se puede escuchar la música que es del gusto de Chávez. Del botarate de Chávez, cómo lo llama nuestro insigne juntaletras.
Alejandro Sanz no necesita que nadie lo defienda. Ya tiene una legión de abogados a su servicio, encabezados por José María Michavila, ex ministro de Justicia y diputado nacional del Partido Popular. Hace tiempo que este señor, andaluz impostado de los Madriles, se convirtió en multimillonario, mudándose a Miami, a una mansión con embarcadero, lugar propicio para charlar con Zoé Valdés de lo divino y de lo humano. Allí, en el paraíso del anticastrismo militante, Alejandro es feliz, lucha contra el castrocomunismo, sueña con un mundo progre (o directamente neocon).
A propósito de Alejandro Sánchez Pizarro (así fue bautizado el angelito), siempre me ha llamado la atención la manía de tanto patriota de hojalata de cambiar de residencia cuando su cuenta corriente supera los tropecientos ceros. Les duele la boca de proclamar su españolidad, y en cuanto tienen la más mínima oportunidad, abandonan la patria, huyendo del fisco. Mientras, el pueblo trabajador paga religiosamente sus impuestos, compra los discos de estos tipos, y sobrevive.
Creo que me he alejado demasiado del objetivo inicial de este texto, que es denunciar la actitud de Rosales para con Hugo Chávez Frías. Cuando lean ustedes Orgullo y Prejuicio (el artículo de José Carlos, no la novela de Jane Austen), comprobaran que en ningún momento se insulta a Mariano Rajoy, a diferencia de los dos epítetos cariñosos dirigidos al comandante bolivariano: ex golpista y botarate. Parece que a los medios españoles les han concedido una bula papal para menoscabar el honor y la dignidad de Chávez. Reírse de este estadista, de su aspecto físico, de sus palabras, es un requisito casi obligado para currar en Falsimedia.
Pongan el coco en funcionamiento, imaginen ustedes que un opinador profesional llamara ex franquista y gangoso al señor Rajoy, en las páginas de un diario cualquiera. Lloverían las querellas por injurias y calumnias, tronaría la calle Génova, ZP sería acusado de complicidad con el delincuente. Sin embargo, nos parece normal y hasta aceptable que desde una tribuna pública, José Carlos Rosales, Luis María Ansón, Gabriel Albiac o Jimenéz Losantos digan que Chávez es un botarate, un homosexual oculto, un simio o un gorila rojo. Que desvergüenza caballeros, que asco de prensa, que inmundicia de periodistas, que basura de tertulianos.
Lo más sensacional del caso particular que nos ocupa, es la absoluta falta de coherencia del vate Rosales. Hace unos años, fue el principal promotor de un manifiesto por la libertad de Rául Rivero, consiguiendo después que el Pleno del Ayuntamiento de Granada aprobara una moción por unanimidad, destinada a conceder el asilo al escritor cubano. Cuando Raúl Rivero, condenado en Cuba por delitos de espionaje, visitó Granada tras su liberación, Rosales se enfrentó personalmente a los jóvenes comunistas que intentaron reventar el acto que el Ayuntamiento había organizado para recibir a Rivero. Visiblemente exaltado, los amenazó con la cárcel, ante la atenta mirada de su colega Luis García Montero.
Buscando información para escribir este post descubro, para mi sorpresa, que José Carlos Rosales participó, dentro del stand de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en la última edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana. Vaya, vaya, lo que hay que ver. El destacado intelectual anticastrista, el enemigo del chavismo, dentro del catálogo de escritores de un evento fundamental en la política cultural de la Revolución. José Carlos, no te aclaras chico.Sólo te pido un poquito de coherencia, por lo menos Ansón, Albiac, FJL gozan de esta virtud, dentro del pecado original que representa su pensamiento ultra.
Este hecho no hace más que demostrar la absoluta falta de fanatismo y de sectarismo de las autoridades culturales de Cuba, es una prueba más del buen hacer de Abel Prieto al frente del Ministerio de Cultura. Al enemigo que se acerca, puente de plata.
Espero que José Carlos no se enfade con esta reflexión que, cariñosamente, le he dedicado. Cuando publicaba en Ideal, no me perdía ni uno sólo de sus artículos, incluso le admiraba. El discreto encanto de la progresía, en fin... Para los que necesiten conocer más sobre la vida y milagros de este granaíno, les diré que, además de poeta, es catedrático de Lengua y Literatura Españolas en el Instituto de Bachillerato Ángel Ganivet. Es sobrino carnal del genial Luis Rosales e hijo de José Rosales Pepiniqui, aquel camisa vieja de Falange que intentó salvar la vida a Federico García Lorca. Su compañera sentimental es la también poeta Milena Rodríguez Gutiérrez, exiliada cubana, colaboradora de Cuba Encuentro y Granada Hoy.
El tiempo va transcurriendo, las máscaras van cayendo, ya no somos niños y no nos pueden engañar. Otra cosa es que nos dejemos engañar, que sigamos creyendo en las bondades de la democracia burguesa (ese cuento del lechero), que nos entusiasme la economía de mercado, que nos persignemos ante los demonios de la revolución. Otros creen, o nos hacen creer que lo creen, en la posibilidad de corregir los males del capitalismo sin demasiados sobresaltos. Pura fantasía, cuando no mentira pura y dura.
No me sorprendí, quizás porque conozco la trayectoria e ideario del mentado articulista. Me indignó, cómo me indignan los exabruptos, las mentiras, las falsedades palmarias de la fauna periodística española. Rosales aprovecha el espacio en blanco que cada semana le otorga el grupo Joly (editor de Granada Hoy), para arremeter contra el presidente venezolano Hugo Chávez, comparándolo de paso con el líder derechista Mariano Rajoy.
José Carlos Rosales se erige en defensor del cantante Alejandro Sanz, después de que las autoridades educativas venezolanas hayan decidido no cederle el Poliedro de Caracas, para celebrar un concierto. El poeta granadino acusa directamente al Jefe del Estado venezolano de prohibir el concierto de Sanz, afirmando además que en el país caribeño sólo se puede escuchar la música que es del gusto de Chávez. Del botarate de Chávez, cómo lo llama nuestro insigne juntaletras.
Alejandro Sanz no necesita que nadie lo defienda. Ya tiene una legión de abogados a su servicio, encabezados por José María Michavila, ex ministro de Justicia y diputado nacional del Partido Popular. Hace tiempo que este señor, andaluz impostado de los Madriles, se convirtió en multimillonario, mudándose a Miami, a una mansión con embarcadero, lugar propicio para charlar con Zoé Valdés de lo divino y de lo humano. Allí, en el paraíso del anticastrismo militante, Alejandro es feliz, lucha contra el castrocomunismo, sueña con un mundo progre (o directamente neocon).
A propósito de Alejandro Sánchez Pizarro (así fue bautizado el angelito), siempre me ha llamado la atención la manía de tanto patriota de hojalata de cambiar de residencia cuando su cuenta corriente supera los tropecientos ceros. Les duele la boca de proclamar su españolidad, y en cuanto tienen la más mínima oportunidad, abandonan la patria, huyendo del fisco. Mientras, el pueblo trabajador paga religiosamente sus impuestos, compra los discos de estos tipos, y sobrevive.
Creo que me he alejado demasiado del objetivo inicial de este texto, que es denunciar la actitud de Rosales para con Hugo Chávez Frías. Cuando lean ustedes Orgullo y Prejuicio (el artículo de José Carlos, no la novela de Jane Austen), comprobaran que en ningún momento se insulta a Mariano Rajoy, a diferencia de los dos epítetos cariñosos dirigidos al comandante bolivariano: ex golpista y botarate. Parece que a los medios españoles les han concedido una bula papal para menoscabar el honor y la dignidad de Chávez. Reírse de este estadista, de su aspecto físico, de sus palabras, es un requisito casi obligado para currar en Falsimedia.
Pongan el coco en funcionamiento, imaginen ustedes que un opinador profesional llamara ex franquista y gangoso al señor Rajoy, en las páginas de un diario cualquiera. Lloverían las querellas por injurias y calumnias, tronaría la calle Génova, ZP sería acusado de complicidad con el delincuente. Sin embargo, nos parece normal y hasta aceptable que desde una tribuna pública, José Carlos Rosales, Luis María Ansón, Gabriel Albiac o Jimenéz Losantos digan que Chávez es un botarate, un homosexual oculto, un simio o un gorila rojo. Que desvergüenza caballeros, que asco de prensa, que inmundicia de periodistas, que basura de tertulianos.
Lo más sensacional del caso particular que nos ocupa, es la absoluta falta de coherencia del vate Rosales. Hace unos años, fue el principal promotor de un manifiesto por la libertad de Rául Rivero, consiguiendo después que el Pleno del Ayuntamiento de Granada aprobara una moción por unanimidad, destinada a conceder el asilo al escritor cubano. Cuando Raúl Rivero, condenado en Cuba por delitos de espionaje, visitó Granada tras su liberación, Rosales se enfrentó personalmente a los jóvenes comunistas que intentaron reventar el acto que el Ayuntamiento había organizado para recibir a Rivero. Visiblemente exaltado, los amenazó con la cárcel, ante la atenta mirada de su colega Luis García Montero.
Buscando información para escribir este post descubro, para mi sorpresa, que José Carlos Rosales participó, dentro del stand de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, en la última edición de la Feria Internacional del Libro de La Habana. Vaya, vaya, lo que hay que ver. El destacado intelectual anticastrista, el enemigo del chavismo, dentro del catálogo de escritores de un evento fundamental en la política cultural de la Revolución. José Carlos, no te aclaras chico.Sólo te pido un poquito de coherencia, por lo menos Ansón, Albiac, FJL gozan de esta virtud, dentro del pecado original que representa su pensamiento ultra.
Este hecho no hace más que demostrar la absoluta falta de fanatismo y de sectarismo de las autoridades culturales de Cuba, es una prueba más del buen hacer de Abel Prieto al frente del Ministerio de Cultura. Al enemigo que se acerca, puente de plata.
Espero que José Carlos no se enfade con esta reflexión que, cariñosamente, le he dedicado. Cuando publicaba en Ideal, no me perdía ni uno sólo de sus artículos, incluso le admiraba. El discreto encanto de la progresía, en fin... Para los que necesiten conocer más sobre la vida y milagros de este granaíno, les diré que, además de poeta, es catedrático de Lengua y Literatura Españolas en el Instituto de Bachillerato Ángel Ganivet. Es sobrino carnal del genial Luis Rosales e hijo de José Rosales Pepiniqui, aquel camisa vieja de Falange que intentó salvar la vida a Federico García Lorca. Su compañera sentimental es la también poeta Milena Rodríguez Gutiérrez, exiliada cubana, colaboradora de Cuba Encuentro y Granada Hoy.
El tiempo va transcurriendo, las máscaras van cayendo, ya no somos niños y no nos pueden engañar. Otra cosa es que nos dejemos engañar, que sigamos creyendo en las bondades de la democracia burguesa (ese cuento del lechero), que nos entusiasme la economía de mercado, que nos persignemos ante los demonios de la revolución. Otros creen, o nos hacen creer que lo creen, en la posibilidad de corregir los males del capitalismo sin demasiados sobresaltos. Pura fantasía, cuando no mentira pura y dura.
No existen las medias tintas, al menos en este campo. Socialismo o Barbarie.
* Para aquellos que quieran profundizar en este asunto, conocer más aspectos de los diversos protagonistas de este escrito, y comprobar la veracidad de algunas de mis afirmaciones, les recomiendo que revisen los enlaces que copio y pego a continuación. Gracias. Disculpen las molestias.
http://www.arlac.be/2005/palenque41.htm (Buscar la carta abierta a Luis García Montero)
4 comentarios:
Magnífico artículo.
Sólo resaltar que los jóvenes comunistas no intentaron reventar el acto del mercernario Rivero. Se limitaron a portar unas pancartas, en silencio, frente a él, en las que se leía: "Disidente... por un puñado de dólares". A Rosales no le sentó nada bien y contestó exaltado que "deberían ser ellos los que estuvieran en la cárcel". Un poeta por la libertad... de represión.
jajajaja
Leí tu artículo en el portal Rebelión. Me agrada ver que en España hay cada vez más gente que se preocupa por saber acerca de Hispanoamérica. Lo que sus periódicos dicen es muy diferente de lo que pasa en realidad. Acá la situación es quizá peor: si nos atuviéramos a la prensa y la tv, no sabríamos nada del mundo actual, ni siquiera de nuestra realidad más inmediata.
Saludos desde México.
Pobres ilusos "izquierdistas" trasnochados de España y de Europa: no tienen ni pajolera idea de que es Venezuela ni Chavez ni nada de na. Que chevere es hablar pendejads desde la España del primer mundo, tomandose un yogurt "bifidus", y poner de paradigmas a "revolucionarios" como el militarote populista y criptofascista Hugo Chavez y sus secuaces.
Que tristeza de "socialistas". A este "socialismo" prefiero la barbarie, es menos hipocrita. Salud!
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