Quizás muchos de ustedes no lo sepan, pero la carretera más alta de Europa se encuentra en la provincia de Granada. Comienza en la ciudad de la Alhambra y finaliza en la cumbre del pico Veleta, el segundo más alto de la Península Ibérica tras su vecino Mulhacén. Desde hace algunos años, el último tramo de la carretera, que escala hasta los 3000 metros, está cortado para vehículos. Cada año se celebran dos carreras deportivas, una ciclista y otra a pie, que utilizan la vieja carretera para alcanzar el techo de Iberia.
Porque, la carretera es vieja, tiene bastantes años. Data de 1935, en plena Segunda República. En su época fue un proyecto audaz, agresivo para el medio ambiente y perturbador de la tranquilidad de la Sierra Nevada. Pero, sin duda, su creador quiso asaltar los cielos, acercar la alta montaña al ciudadano común, robarle el fuego a los dioses del Olimpo para ofrecérselo a los hombres. Se llamaba Juan José de Santa Cruz y Garcés de Marsilla.
El ingeniero Santa Cruz nació en Madrid en 1880, siendo el menor de los cinco hijos del Barón de Andilla. Realizó, al igual que su padre, los estudios de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. En 1914, fue destinado a Granada, donde residiría hasta su muerte. Pronto se integró en la vida política y cultural de la localidad, convirtiéndose en presidente del Centro Artístico, del que formaban parte personajes de la talla de Federico García Lorca o Fernando de los Ríos.
Militó en la Agrupación de Intelectuales al Servicio de la República, junto con José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y Antonio Machado. En las Cortes Constituyentes de la Segunda República, Santa Cruz fue elegido diputado por el PSOE. Manuel Azaña, con el que mantenía una antigua amistad, quiso nombrarlo ministro de Obras Públicas, pero el ingeniero se negó.
En el año 1931 fue nombrado ingeniero jefe de Obras Públicas de Granada. Dos años más tarde, abandonó la actividad política. En 1935, concluyeron las obras de la carretera más alta de Europa, cumpliéndose el viejo sueño de Santa Cruz.
En Granada capital, la sublevación fascista comenzó el 20 de julio de 1936. Las tropas salieron de los cuarteles, y apoyadas por voluntarios falangistas, ocuparon las calles de la ciudad. Los sublevados tomaron el Ayuntamiento, el Gobierno Civil, el Gobierno Militar y la fábrica de pólvoras de El Fargue .
Porque, la carretera es vieja, tiene bastantes años. Data de 1935, en plena Segunda República. En su época fue un proyecto audaz, agresivo para el medio ambiente y perturbador de la tranquilidad de la Sierra Nevada. Pero, sin duda, su creador quiso asaltar los cielos, acercar la alta montaña al ciudadano común, robarle el fuego a los dioses del Olimpo para ofrecérselo a los hombres. Se llamaba Juan José de Santa Cruz y Garcés de Marsilla.
El ingeniero Santa Cruz nació en Madrid en 1880, siendo el menor de los cinco hijos del Barón de Andilla. Realizó, al igual que su padre, los estudios de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. En 1914, fue destinado a Granada, donde residiría hasta su muerte. Pronto se integró en la vida política y cultural de la localidad, convirtiéndose en presidente del Centro Artístico, del que formaban parte personajes de la talla de Federico García Lorca o Fernando de los Ríos.
Militó en la Agrupación de Intelectuales al Servicio de la República, junto con José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala y Antonio Machado. En las Cortes Constituyentes de la Segunda República, Santa Cruz fue elegido diputado por el PSOE. Manuel Azaña, con el que mantenía una antigua amistad, quiso nombrarlo ministro de Obras Públicas, pero el ingeniero se negó.
En el año 1931 fue nombrado ingeniero jefe de Obras Públicas de Granada. Dos años más tarde, abandonó la actividad política. En 1935, concluyeron las obras de la carretera más alta de Europa, cumpliéndose el viejo sueño de Santa Cruz.
En Granada capital, la sublevación fascista comenzó el 20 de julio de 1936. Las tropas salieron de los cuarteles, y apoyadas por voluntarios falangistas, ocuparon las calles de la ciudad. Los sublevados tomaron el Ayuntamiento, el Gobierno Civil, el Gobierno Militar y la fábrica de pólvoras de El Fargue .
Fueron detenidos, entre otros, el alcalde Manuel Fernández Montesinos (cuñado de García Lorca), el presidente de la Diputación Virgilio Castilla, el comandante militar de la plaza Miguel Campins, el gobernador civil César Torres, el teniente coronel de la Guardia Civil Fernando Vidal Pagán y el secretario del Comité del Frente Popular Antonio Rus Romero. La reacción popular no se hizo esperar. Pronto, miles de trabajadores se atrincheraron en el barrio del Albayzín, siendo bombardeados desde la Alhambra.
Al caer la noche del 23 de julio, la resistencia del Albayzín había cesado. Comenzó en ese momento una brutal represión contra todos aquellos que se habían mantenido leales a la República. En esos días, el ingeniero Santa Cruz, acusado de preparar la voladura del embovedado que cubre el río Darro, fue detenido en su casa de la Plaza Nueva. El 1 de agosto fue juzgado sumarísimamente junto con César Torres, Virgilio Castilla, Rus Romero, el sindicalista José Alcántara y el abogado Enrique Marín Forero. El proceso, evidentemente, fue una farsa. Santa Cruz, Castilla, Rus, Alcántara y Marín Forero, fueron condenados a muerte. César Torres sería condenado a reclusión militar perpetua, pasando ocho años en la cárcel.
En la madrugada del día 2 de agosto de 1936, el ingeniero Santa Cruz fue fusilado en las tapias del cementerio de San José, junto a sus compañeros de infortunio. Por las mismas fechas serían fusilados el alcalde de Granada, Fernández Montesinos, el director del periódico "El Defensor de Granada", Constantino Ruiz Carnero, el catedrático de Derecho Administrativo, Joaquín García Labella y el rector de la Universidad, el arabista Salvador Vila. En la mañana del 16 de agosto fue ajusticiado en Sevilla el general Miguel Campins Aura "por haber tratado de hacer fracasar el movimiento salvador de España".
Era la hora de los salvapatrias, de los cruzados, de la gente de orden, de la maldita gente de bien. Las Escuadras Negras, formadas por señoritos y matones, se dedicaron a capturar y a ejecutar rojos, aterrorizando a los granadinos. Entre Víznar y Alfacar, fueron fusiladas 2000 personas, además del poeta. Allí siguen, enterradas en fosas comunes, esperando el retorno de la verdadera democracia. Democracia sin transición ni transacciones, democracia sin espadas de Damocles, democracia libre de ataduras franquistas, democracia republicana.
Al caer la noche del 23 de julio, la resistencia del Albayzín había cesado. Comenzó en ese momento una brutal represión contra todos aquellos que se habían mantenido leales a la República. En esos días, el ingeniero Santa Cruz, acusado de preparar la voladura del embovedado que cubre el río Darro, fue detenido en su casa de la Plaza Nueva. El 1 de agosto fue juzgado sumarísimamente junto con César Torres, Virgilio Castilla, Rus Romero, el sindicalista José Alcántara y el abogado Enrique Marín Forero. El proceso, evidentemente, fue una farsa. Santa Cruz, Castilla, Rus, Alcántara y Marín Forero, fueron condenados a muerte. César Torres sería condenado a reclusión militar perpetua, pasando ocho años en la cárcel.
En la madrugada del día 2 de agosto de 1936, el ingeniero Santa Cruz fue fusilado en las tapias del cementerio de San José, junto a sus compañeros de infortunio. Por las mismas fechas serían fusilados el alcalde de Granada, Fernández Montesinos, el director del periódico "El Defensor de Granada", Constantino Ruiz Carnero, el catedrático de Derecho Administrativo, Joaquín García Labella y el rector de la Universidad, el arabista Salvador Vila. En la mañana del 16 de agosto fue ajusticiado en Sevilla el general Miguel Campins Aura "por haber tratado de hacer fracasar el movimiento salvador de España".
Era la hora de los salvapatrias, de los cruzados, de la gente de orden, de la maldita gente de bien. Las Escuadras Negras, formadas por señoritos y matones, se dedicaron a capturar y a ejecutar rojos, aterrorizando a los granadinos. Entre Víznar y Alfacar, fueron fusiladas 2000 personas, además del poeta. Allí siguen, enterradas en fosas comunes, esperando el retorno de la verdadera democracia. Democracia sin transición ni transacciones, democracia sin espadas de Damocles, democracia libre de ataduras franquistas, democracia republicana.
Durante la dictadura, el nombre de Juan José de Santa Cruz fue relegado al olvido. Se publicitaba a bombo y platillo la carretera más alta de Europa, pero sin mencionar a su máximo artífice. Los fascistas, además de quitarle la vida, se apoderaron de su obra. En la actualidad, es casi un desconocido, incluso para los granadinos de izquierdas. El asesinato de Federico eclipsó el de todos los demás, aunque a su vez se convirtió en un símbolo de los mártires de la libertad.
Cómo ya he dicho anteriormente, "se ha dejado morir" a la carretera del Veleta. Con ello, se intenta evitar que la contaminación que producen los automóviles altere el preciado ecosistema de nuestra Sierra. La carretera que proyectó Santa Cruz provocó la degradación progresiva de la cumbre del Veleta. Según recoge la revista de montaña Desnivel "Desde que se llegó por primera vez en coche en 1935, la cumbre del Veleta ha ido sufriendo una degradación progresiva, ha permanecido accesible a vehículos, tiene un bosque de antenas, un refugio observatorio ruinoso y sin uso, en verano se instalaban quioscos y se parecía más a una feria que a una montaña evocadora de sueños. Sus laderas hacia los valles del Dílar y Monachil albergan la estación de esquí de Sierra Nevada; hubo una estación de telecabina en su cumbre, que los vientos "aconsejaron" desmontar. A pesar de todo los telesillas y telesquís suben hasta sus inmediaciones. Hubo un proyecto de restaurante giratorio para la cima. Otro de Mirador Subterráneo."
Se traicionaba así el proyecto original del ingeniero, un revolucionario emprendedor que quiso domar la naturaleza. Un soñador que dejó escritas las siguientes palabras "Es necesario reclamar de los poderes públicos que sea Sierra Nevada lugar que merezca la máxima protección oficial para su flora y para su fauna, lo mismo que en la geografía es el lugar prominente de la Península Ibérica. A las sociedades alpinas toca tomar la iniciativa de la demanda."
A partir de este momento voy a tratar de desgranar los granos de mi Granada. Con estos artículos pienso tratar diversos temas que afectan a mi ciudad natal, a mi patria chica. Quiero recordar a personajes que marcaron o marcan su historia, intentando alejarme al máximo de la retórica oficial.
Porque, esta ciudad necesita un vuelco, y no meramente electoral. Necesita volver a ser una ciudad habitable, despojarse de las cadenas que la aprisionan, acabar con la influencia de determinadas mafias culturales, romper con el puño cerrado el muro de hormigón que la ahoga. Quiero (y conmigo, muchos granadinos de la rabia y de la idea) que Granada deje de ser la tierra con la peor burguesía de España (Lorca dixít). Pero, no se equivoquen, no quiero a ningún burgués ensuciando el albero de mi "Graná". Sólo pueblo llano, del que pierde guerras civiles y muere por la revolución.
Se traicionaba así el proyecto original del ingeniero, un revolucionario emprendedor que quiso domar la naturaleza. Un soñador que dejó escritas las siguientes palabras "Es necesario reclamar de los poderes públicos que sea Sierra Nevada lugar que merezca la máxima protección oficial para su flora y para su fauna, lo mismo que en la geografía es el lugar prominente de la Península Ibérica. A las sociedades alpinas toca tomar la iniciativa de la demanda."
A partir de este momento voy a tratar de desgranar los granos de mi Granada. Con estos artículos pienso tratar diversos temas que afectan a mi ciudad natal, a mi patria chica. Quiero recordar a personajes que marcaron o marcan su historia, intentando alejarme al máximo de la retórica oficial.
Porque, esta ciudad necesita un vuelco, y no meramente electoral. Necesita volver a ser una ciudad habitable, despojarse de las cadenas que la aprisionan, acabar con la influencia de determinadas mafias culturales, romper con el puño cerrado el muro de hormigón que la ahoga. Quiero (y conmigo, muchos granadinos de la rabia y de la idea) que Granada deje de ser la tierra con la peor burguesía de España (Lorca dixít). Pero, no se equivoquen, no quiero a ningún burgués ensuciando el albero de mi "Graná". Sólo pueblo llano, del que pierde guerras civiles y muere por la revolución.