viernes, diciembre 24, 2010

Por Miguel y por todas las víctimas del franquismo, hacia la Tercera República (Manifiesto de la CRG en homenaje al autor de "Viento del Pueblo")


Blog de la Coordinadora Republicana de Granada

02/12/2010

La Coordinadora Republicana de Granada, plataforma unitaria del movimiento republicano en nuestra tierra, desea sumarse a la celebración del primer centenario del nacimiento del poeta republicano Miguel Hernández, organizando este acto de homenaje y recuerdo que hoy celebramos.

La experiencia vital de Miguel Hernández Gilabert puede servir como metáfora del destino de aquella Segunda República Española, cuya memoria reivindicamos desde el presente, sin nostalgias ni sentimentalismos de ninguna clase, pero con el convencimiento de la necesidad de recuperar la verdad histórica sobre tan crucial período del pasado de nuestro país.

Miguel, el niño cabrero de Orihuela, el intelectual católico de los primeros años 30, devino pronto en poeta del pueblo en armas, en comisario cultural del Ejército Popular de la República, en notorio militante del Partido Comunista de España. Al igual que buena parte de sus compatriotas, el poeta, deslumbrado por la radicalidad democrática de la República, intentó asaltar los cielos de la injusticia, dejando en el camino su propia vida.

Miliciano de la cultura, animador infatigable de los campos de batalla, sufrido viento del pueblo hecho carne y hueso, contribuyó con su pluma de titán a reverdecer los ánimos de aquellos soldados leales, aquellos héroes de la libertad que llevaban un mundo nuevo en sus corazones.

La canalla fascista, enemiga de todo progreso en la triste historia de España, no vaciló en encarcelar al poeta, no dudó en prolongar su encierro, no titubeó en arrojarlo a los brazos de la parca, matándolo de tuberculosis a la edad de 32 años.

Dejó viuda e hijo. Dejó un puñado de libros, una colección de poemas y textos de mayúscula cualidad, representantes de la mejor poesía comprometida de su tiempo. Dejó su ejemplo. Dejó su anhelo de esperanza. Dejó la huella palpable de que era posible construir otra España, a la medida de las necesidades de los españoles.

Los sicarios de la dictadura intentaron comprarlo, en vano. Se conformaron con dejarlo morir en prisión, amordazando su palabra durante cuarenta años de terror y latrocinio.

El régimen monárquico de la Transición, directo heredero del franquismo, ha continuado perpetuando la muralla de silencio en torno a la vida y la obra de Miguel Hernández, convirtiéndolo, por arte y gracia de la propaganda borbónica, en una caricatura de sí mismo.

Para más inri, en mayo de este año 2010, con motivo de la conmemoración del primer siglo de la inauguración de la Gran Vía de Madrid, el mismísimo rey Juan Carlos I de Borbón aprovechó la ocasión para pavonearse ante la prensa adicta, adquiriendo en un conocido establecimiento las obras completas del oriolano. El monarca, ungido por la voluntad del tirano Francisco Franco, hacía caja así con el recuerdo de una de las más señaladas víctimas del fascismo, en un ejercicio de demagogia francamente repugnante, tan habitual en la realeza española.

Por todo ello, hoy más que nunca, a pesar de los pesares, en esta hora de crisis sistémica, en estos días feroces, seguimos necesitando el aliento de Miguel, sus versos de combate y barricada, la tinta indeleble que nos empuja a seguir en la pelea.

Sirva esta noche la voz de Miguel, nuestro Miguel, para alentarnos en la lucha por la Tercera República.

Compañeros y compañeras, viva la República.

* Créditos del cartel: J. Medina.

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