miércoles, noviembre 21, 2007

Cayetano Bolívar, un soñador para un pueblo

La patria es un sentimiento del que suelen jactarse los señoritos. Cuando llegan los trances, los señoritos la invocan y la venden. El pueblo la compra con su sangre y no la mienta siquiera.
(Antonio Machado)

Muchos años atrás, ante el pelotón de fusilamiento, el ginecólogo Cayetano Bolívar, repasó su vida en décimas de segundo, recordando a los suyos, a su esposa, a sus hijos, a sus camaradas del Partido, a todos los trabajadores españoles. Seguro que tampoco olvidó a sus enemigos, los enemigos de la clase obrera, que se disponían a arrancarle el alma a tiros, aquel día del verano de 1939.

El único delito cometido por Cayetano Bolívar Escribano, fue la defensa insobornable de los intereses y de las luchas del proletariado español.

Según establece el certificado de defunción expedido a su nombre, nació en Frailes (Jaén) en 1897. Otras fuentes señalan el también pueblo jiennense de Mancha Real cómo lugar de nacimiento de Bolívar. Su familia tenía posibles, cómo se decía antiguamente, demostrándolo el hecho de que los hijos varones estudiaron todos una carrera.

Cayetano decidió cursar medicina en la Universidad de Granada, eligiendo la especialidad de ginecología. Allí, en un hospital de la ciudad, conoció a la enfermera almeriense Piedad Vicente, con la que se casaría posteriormente.

Durante el año 1924, realizó una ampliación de sus estudios en Alemania, debido a los excelentes resultados académicos que obtuvo, reflejados en su expediente. Al año siguiente, una vez de vuelta en Andalucía, se afilia al Partido Comunista de España (PCE), entonces una organización minoritaria y clandestina, fuertemente reprimida por la Dictadura del general Primo de Rivera.

Instalado en Málaga, se dedicó a ejercer su profesión, atendiendo las necesidades de las barriadas populares del Perchel, El Bulto o La Trinidad. En su finca de Vistahermosa, en el Valle de los Galanes, nacieron sus tres hijos: Expectación, Sol Diana y Cayetano. En este mismo emplazamiento creó un sanatorio de beneficencia en 1928, trabajando junto con él, destacados médicos republicanos y socialistas.

Compatibilizando la militancia comunista con la masonería, miembro del Comité Provincial del PCE e integrante de la logia Pitágoras. Su condición de masón no era del agrado de las nomenklatura comunista, pero Bolívar siempre mantuvo una absoluta independencia de criterio en este y en otros aspectos de su trayectoria.

Candidato no electo en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, las mismas que dieron al traste con la podrida Restauración alfonsina y que permitieron la implantación de la Segunda República. De nuevo candidato, en las elecciones a Cortes Constituyentes, detenido por su supuesta implicación en la quema de conventos, represaliado por las nuevas autoridades, que combatían con saña al PCE y al movimiento anarquista.

A finales de 1931, la familia se traslada a Villa de Don Fadrique, un municipio campesino, situado a 70 kilómetros de Toledo. Escapando de las fuertes presiones de la burguesía malagueña, vino a parar a un pueblo profundamente revolucionario, con un núcleo comunista de cierta importancia.
Las huelgas, y la subsiguiente respuesta violenta de las fuerzas del orden, se sucedían vertiginosamente.

Hecho preso por la Guardia Civil, que obedecía directamente a los terratenientes de la localidad, conducido al penal de Toledo, al igual que decenas de jornaleros. En aquella cárcel permaneció por espacio de 17 meses, hasta los comicios de 1933, en los que fue elegido diputado.

Encerrado todo aquel tiempo, se dedicó a formar ideológicamente a sus compañeros de infortunio, a la vez que traducía del alemán los clásicos del marxismo, con lo que sacaba algún dinero para mantener a su gente.

Número uno de la candidatura comunista por Málaga en las elecciones legislativas del 19 de noviembre de 1933, seguido del novelista peruano César Falcón (amigo entrañable del Amauta José Carlos Mariátegui y padre de la futura dirigente feminista Lidia Falcón) y de la enfermera Concepción López.

Sorprendentemente, Cayetano Bolívar fue el candidato más votado en la capital malagueña. Aún así, al no haber obtenido ningún candidato el 40% de los sufragios, se organizó una segunda vuelta para el 3 de diciembre, tal y cómo marcaba la ley .

Las derechas pronto se agruparon en la Coalición Antimarxista. Las agrupaciones malagueñas del PSOE, del Partido Radical-Socialista y de Acción Republicana, decidieron unirse de cara a la segunda vuelta, invitando al PCE a hacer lo mismo.

Contradiciendo las instrucciones de la Internacional Comunista sobre la negativa a forjar alianzas con el socialfascismo, el PCE de Málaga decide aceptar el ofrecimiento, formando parte del Frente Único Antifascista. Esta operación, que se adelanto en dos años a la consigna estalinista de los Frentes Populares, contó con el visto bueno del secretario general del Partido, el panadero sevillano José Díaz.

Gracias a la política unitaria y antisectaria de la izquierda malagueña, se pudo derrotar a la derecha en el combate electoral, resultando elegidos diputados Bolívar, Aurelio García Ramos (radical-socialista), y Antonio Fernández Bolaños (socialista). Cayetano conoció la noticia en la cárcel.

Liberado de prisión, al obtener el acta de diputado, Cayetano Bolívar daba un vuelco a su cotidianeidad, convirtiéndose en el primer diputado comunista de la historia de nuestro país.

Desde las Cortes, dominadas por la reacción, Bolívar representó los afanes y deseos del pueblo llano frente a la hipocresía sangrienta de los nuevo amos de la República. Lerrouxistas y cedistas, grandes triunfadores en las urnas, se dedicaron a desmontar las reformas y las medidas del bienio progresista, ciertamente insuficientes pero excesivas para la burguesía, la nobleza y la Iglesia.

Hijo él también de la burguesía rural, pero consciente de las necesidades de sus compatriotas, supo sacar de sus casillas a los oradores de pacotilla que inundaban el Congreso, esa charca pestilente, cómo la definió Bolívar en más de una ocasión. Usando una dialéctica algo agresiva, frente a los que mataban a los obreros en las calles, burlándose de las zarandajas del lenguaje parlamentario, poniendo en más de un brete a José María Gil Robles, líder de la CEDA, y aspirante a caudillo fascista.

Nunca tuvo las buenas maneras de un Julián Besteiro ni la impecable vestimenta que lucía José Antonio, sin embargo, su voz fue la voz de los obreros y de las obreras que soportaban en sus espaldas el peso de una plutocracia infame. Soportó el acoso y las burlas de los diputados derechistas, recriminó la actitud conciliadora y reformista de algunos socialistas, preocupándose siempre de la suerte de los presos políticos revolucionarios, ya fueran del PCE, del PSOE o de la CNT.

Su labor parlamentaria fue ardua, difícil y admirable, imagino que Bolívar no se encontraría muy a gusto en aquella cueva de Alí Babá. Sus panegíricos prosoviéticos (algo exagerados pero explicables en aquella época) le enfrentaron al diputado cedista Ramón Ruiz Alonso, posterior responsable de la detención y muerte del poeta García Lorca.

Tras la Revolución de octubre de 1934, Bolívar fue marginado y vilipendiando en el hemiciclo, ante la alborozada satisfacción de las derechas y la entusiasta colaboración del presidente y del vicepresidente de la Cámara.

Cuando los escándalos de corrupción afectaron al gobernante Partido Radical, salpicando al mismísimo presidente del consejo de ministros, Alejandro Lerroux, el diputado comunista no dejó pasar la oportunidad para recordar que capitalismo y corrupción son hermanos gemelos. El capitalismo engendra corrupción, y la corrupción engendra capitalismo. Sin cierto nivel de corrupción el sistema capitalista no puede funcionar. Con cualquier tipo de corrupción, un proceso anticapitalista fracasa.

El bienio negro destruyó los cimientos de la República, preparando la vía fascista, que se adivinaba en los discursos de agrarios, monárquicos y falangistas, ávidos de un caudillo. Las izquierdas, desde la pequeña burguesía azañista hasta el anarcosindicalismo, comprendieron esto enseguida. No quisieron que en España se impusiera la receta alemana, por la cual el nazismo había arrasado en las urnas, siendo llamado a formar gobierno.

Para ello, se levantaron en Asturias, dispuestas a defender las conquistas sociales del primer bienio, dispuestas a acelerar los cambios que necesitaba este país. Los legionarios de Franco cortaron de raíz aquella huelga revolucionaria, sembrando el terror por tierras del norte.

Las izquierdas decidieron unirse en el denominado Frente Popular, que venció en las elecciones del 16 de febrero de 1936. El PCE logró 16 diputados en esta ocasión, con lo cual Bolívar quedó descargado de actividad parlamentaria, ya que otros 15 compañeros y compañeras podían defender también las propuestas del PCE.

La República del Frente Popular, dirigida por los republicanos de izquierda, y en la que los comunistas tenían poca influencia, era demasiado roja para los poderes fácticos. No podían tolerar una España distinta a la que ellos habían usurpado durante siglos.

La España Imperial, la España de Isabel y de Fernando, la España caduca y legañosa, se alzó en armas el 18 de julio de 1936. Nunca nada sería lo mismo. Las culatas de los fusiles impondrían la verdad de Cristo, del Cristo secuestrado por una Iglesia Católica golpista y mentecata.

Cayetano Bolívar fue nombrado Comisario de Guerra del sector de Málaga, el 28 de noviembre de 1936. No desempeñó el cargo con su habitual eficacia, la guerra le superó, política y personalmente. Se vio envuelto en las sucias divisiones y querellas entre socialistas, comunistas y anarquistas.

Málaga cayó en manos fascistas el 8 de febrero de 1937, siendo procesados a continuación por el Consejo Superior de Guerra (republicano) los responsables militares de la defensa de la ciudad. Para poder procesar a Bolívar, se requería de la autorización de las Cortes, ya que continuaba siendo diputado. Finalmente, al cabo de los meses, la Diputación Permanente de Cortes rechazó el suplicatorio, y Bolívar no fue procesado.

Después de un período en Villa de Don Fadrique, Bolívar se trasladó a Jaén, donde ocupó el cargo de Director de Sanidad. Cuando las tropas fascistas se acercaban a la capital del Santo Reino, Bolívar huyó en coche por la carretera de Granada, pero ya era demasiado tarde. Capturado en Baza, fue llevado a la cárcel granadina.

En Granada, en su cementerio municipal, que descansa sobre el Cerro de la Sabika, justo encima de la Alhambra; murió Cayetano Bolívar Escribano el 4 de julio del 39. La guerra civil ya había concluido. Francisco Franco era ya el amo de los destinos de España. Era la hora de la Victoria.

Tremebundo verano el de 1939. Sólo un mes más tarde que Bolívar, caerían asesinadas en Madrid las 13 Rosas Rojas, acompañadas de otros 43 militantes varones de las JSU. Verano caluroso, impregnado de pólvora, el terror en sumo grado.

El día que le iban a matar, Cayetano Bolívar, revolucionario andaluz, supuesto descendiente del Libertador de América, médico del pueblo, burgués con conciencia de clase proletaria, sintió el aliento fétido de la Granada negra. La misma ciudad, la maldita y bendita ciudad, donde había estudiado, donde había encontrado el amor de Piedad, el terruño donde la muerte le encontró a él.

Sólo tenía 42 años. Pagó caro el atrevimiento, la osadía, el desafío a unas castas y unas élites, a un monstruo fatal que, hoy, casi setenta años después, todavía nos ahoga.

*La mayor parte de los datos de este post están sacados del espléndido ensayo Cayetano Bolívar. Su trayectoria política, publicado por la historiadora Encarnación Barranquero Texeira, en la Colección Biblioteca Popular Malagueña, del Servicio de Publicaciones de la Diputación de Málaga.

2 comentarios:

isa dijo...

FUE UN EJEMPLO DE BUEN MEDICO Y DE BUENA HUMANIDAD(COMO JESUS)

b dijo...

" Un santo que nunca será canonizado " Descansa en PAZ !!!