lunes, enero 07, 2008

La confesión de Omar Sharif

Una aproximación muy particular a ¡Che! (Richard Fleischer, 1969)


Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.

(Julio Cortázar)

Yuri Zhivago ya no tiene el brío de antes. Cabellos blancos, gafas de ver, la mirada perdida, sólo es un anciano de 75 años, ajada gloria del séptimo arte. Demasiado aficionado al bridge, dilapidó su fortuna en los casinos y salas de juego de medio mundo. Violento y alcohólico, agresor de policías y de aparcacoches, sus últimas declaraciones me tomaron por sorpresa.

A principios del pasado mes de diciembre, navegaba por el portal bolivariano Aporrea.org cuando reparé en el siguiente titular: “Omar Shariff se arrepiente de haber interpretado al Che en una película manipulada por la CIA” . Intrigado, pinché la noticia y la leí. Daba la casualidad de que esos días me estaba descargando en Emule ¡Che! (Richard Fleischer, 1969) , el film al que se refería Sharif .

Hace unos cuantos años, tuve la oportunidad de visionar ¡Che!, gracias a una promoción del diario El Mundo. Conservo todavía la cinta VHS, arrumbada en el fondo de un armario. La rescato en esta ocasión para revisar el texto que figura en la carátula, pergeñado por el escritor argentino Horacio Vázquez Rial. Este caballero, que actualmente ejercita su pluma en el libelo digital del infame FJL , define la película de Fleischer como "un intento, loable en el marco de la política de bloques, de rescatar al Che y situarlo por encima de la contienda".

Permítame disentir de su opinión, señor Rial. Estoy más de acuerdo con el propio Sharif, que, según recoge Radio Cooperativa , considera este trabajo como el peor error de su vida, ya que fue "enteramente manipulado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA)". Añade el actor egipcio que su papel de Che tuvo cierta dignidad, debido a que él lo había exigido en contrato, pero que "el Fidel Castro que interpretó Jack Palance y la película en general (dirigida por Richard Fleischer) resultó un producto fascista".

La conclusión de Omar Sharif es que "la CIA estaba detrás, querían hacer una película que agradara a los cubanos de Miami y yo sólo me di cuenta al final". Atina bastante Sharif con esta inspirada afirmación.

Ahora que he tenido la oportunidad de ver de nuevo ¡Che!, voy a intentar desgranar las claves de esta obra cinematográfica, sin destriparla. Richard Fleischer concibió el film como un falso documental, plagado de supuestos testimonios reales sobre Guevara. Durante todo su metraje, una serie de personajes relatan sus encuentros y desencuentros con el guerrillero argentino.

Comienza ¡Che! contraponiendo las palabras de dos cubanos, uno taxista en Miami y el otro, oficial en el Ejército Rebelde. El primero culpa al Che del fusilamiento de su hermano, mientras que el segundo proclama entusiasmado que Guevara le enseñó a leer, siendo el gran responsable del florecimiento educativo en la Cuba revolucionaria. A partir de aquí, las opiniones del militar cubano se alternaran con las de dos opositores a la Revolución, antiguos combatientes y colaboradores de la causa fidelista, y con las de dos de los hombres que secundaron el sueño guevarista de asaltar los cielos bolivianos.

A principios del filme, el Che-Sharif tiene que escoger entre la medicina y el combate, abandonando a los heridos a su suerte y arremetiendo victoriosamente contra las tropas batistianas. Cuando los barbudos descubren la existencia de un traidor entre los suyos, es Ernesto-Omar el que lo asesina fríamente, sin esperar al juicio que proponían Fidel o Raúl.

Fidel Castro-Jack Palance es un segundón en el film, un obtuso comandante, que depende cada vez más del médico rosarino, del que se burlaba tras el desembarco del Granma. Fidel-Jack es un ser vacío, carente de ideas propias, un estratega desastroso, algo confuso ideológicamente. Un adicto a los puros, a la benzedrina y al coñac, que desfila por La Habana enfervorecida, el 1 de enero de 1959, gozando de las mieles del éxito, mientras el Che-Sharif fusila a los criminales de guerra de Batista, sufriendo los sinsabores del triunfo.

Hasta Horacio Vázquez Rial reconoce que Fidel-Jack es "mucho menos inteligente, mucho menos sutil, mucho menos políticamente hábil que el Fidel real, probado por cuarenta años de poder". El devenir de la Revolución Cubana, vivita y coleando medio siglo después, superviviente del naufragio soviético, pese a los vaticinios de sus detractores, demuestra lo absurdo del papel de Jack Palance. Fidel Castro Ruz es, sin duda, una de las mentes más lúcidas de la actualidad, analista incisivo de la realidad realmente existente, tras su enfermedad y retiro de la primera línea.

Ernesto Guevara-Omar Sharif es un visionario, un mesías del comunismo, un apóstol de la violencia, cuyos ojos están casi inyectados en sangre. Rechaza las peticiones de clemencia de un sacerdote y de un comandante revolucionario (Huber Matos, o quizá Eloy Gutiérrez Menoyo), acribillando a los batistianos en La Cabaña. Recomienda a Fidel la creación de una milicia popular, presta a defender las conquistas sociales de la Revolución. Se enfrenta al Comandante en Jefe tras la retirada de los misiles soviéticos, exigiéndole que se apodere de ellos, para tener así en sus manos a los dos imperialismos, el yanqui y el ruso.

Hablando de la crisis de los misiles, ¡Che! deja caer que la instalación de estos fue una iniciativa del propio Guevara-Sharif, mencionando únicamente de pasada la invasión de la Bahía de Cochinos. De esta fraudulenta manera, Cuba aparece como agresora, como amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos. No menciona el filme que si Cuba aceptó la propuesta soviética de colocar allí las lanzaderas y los misiles fue como respuesta al embargo y al terrorismo anticubano, decretados desde la orilla izquierda del río Potomac.

Richard Fleischer adolece de maniqueísmo, fomentando la dicotomía inexistente entre Ernesto Guevara y Fidel Castro. Esta versión del desafío verdeolivo se ha convertido en uno de los pasatiempos preferidos de la contrarrevolución, y también de algunas izquierdas, que ensalzan al argentino y ningunean al cubano. Castro-Palance renuncia a la revolución mundial, desecha el internacionalismo y se centra en la dirección del socialismo isleño. Guevara-Sharif, molesto para los soviets y peligroso para los usamericanos, parte de Cuba hacia Bolivia, dispuesto a que el tableteo de ametralladoras impusiera el amanecer de una nueva América.

Olvida ¡Che!, que el Guerrillero Heroico fue teórico a la par que hombre de acción, que probó la selva congoleña antes de perecer en el Altiplano boliviano. No recuerda, o no quiere recordar, que Fidel apoyó la táctica foquista del Che (¿Quién no ha oído hablar del castroguevarismo?), proporcionando armas y soldados para la aventura insurgente.

Los delitos del Che son achacables a Fidel, y viceversa. Es un paquete, o todo o nada. Considero más sincera y más leal la actitud de aquellos que difaman al dúo que la de quiénes critican el régimen cubano vestidos con una camiseta del Che. No soporto las medias tintas, prefiero distinguir bien al enemigo, saber hacia donde tengo que apuntar la malafollá*.

La guerrilla boliviana del Che Guevara es analizada en ¡Che! desde dos puntos de vista divergentes: el de un guerrillero boliviano, cabreado con Guevara-Sharif por su racismo antiindígena y el de un cubano, interpretado por el actor afroamericano Woody Strode, protagonista de El Sargento Negro (John Ford, 1960). Strode podía estar interpretando a Pombo o a Urbano, los dos únicos supervivientes afrocubanos de la emboscada de la Quebrada del Yuro.

En esta postrera gesta, Che-Omar es más que nunca un santón, un iluminado consumido por el asma, que desobedece el mismísimo manual de La Guerra de Guerrillas, lo que precipita su fin. ¡Che! muestra la reunión de Guevara-Sharif con Mario Monje, secretario general del Partido Comunista Boliviano en los 60. Este sujeto, que entorpeció en cuanto pudo las acciones guerrilleras, era un títere de la URSS, un alfeñique ortodoxo, cipayo del estalinismo desestalinizado.

La participación de la CIA en la caza y captura del Che Guevara se oculta deliberadamente, incluso se niega. Gary Prado, capitán de los rangers bolivianos, es el responsable directo del asesinato de Guevara-Sharif, siguiendo ordenes de instancias superiores (el nombre del general René Barrientos, presidente del país en aquellas fechas, no se escucha en ¡Che! ). Lo que sí refleja este producto hollywoodiense es el nacimiento del mito de San Ernesto de la Higuera, alimentado por los mismos campesinos que le habían denunciado.

¡Che! fue un instrumento al servicio del imperialismo yanqui, que utilizaba el cadáver oculto de Guevara para arremeter contra Fidel Castro, primer ministro de una Cuba amenazada, aliado firme de la Unión Soviética, alianza vital que permitía al pueblo cubano no morirse de hambre. ¡Che! provocó que ardiera un cine en Paris, y que los cócteles molotov no faltaran en las salas de Chile o Argentina. Aún así, era muy pero que muy roja para el sector más ultraconservador de Yanquilandia.

El director de este fiasco (en taquilla y en el buen gusto de los cinéfilos) fue Richard Fleischer (1916-2006), responsable de maravillas tales como Los Vikingos (1958), El Estrangulador de Boston (1968) o Cuando el destino nos alcance (1973). La carrera de Fleischer estuvo trufada de bodrios alimenticios, esos que ayudan a los asalariados del cine a mantener el césped recortadito, o a pagarle unas tetas nuevas al ligue de turno.

No es necesario que les presente a Omar Sharif. Muchos recordarán Doctor Zhivago (David Lean, 1965), su papel cumbre, que le instaló de por vida en el corazón de las gentes. Precisamente, la persona que dio a conocer la novela de Boris Pasternak a nivel planetario fue el editor italiano Giangiacomo Feltrinelli, que además publicó en primicia el Diario de Bolivia, de Ernesto Guevara de la Serna. Feltrinelli, militante del Partido Comunista Italiano, hizo mundialmente famosa la foto que Alberto Korda le tomó al Che durante el funeral por las víctimas del atentado terrorista contra el vapor La Coubre, en marzo de 1960, al colocarla en la portada del citado Diario. Encontramos así una nueva conexión entre Omar Sharif y Che Guevara: el desgraciado Giangiacomo Feltrinelli, que moriría trágicamente en 1972 cuando intentaba volar una torre de alta tensión a las afueras de Milán. El millonario de los libros, el impecable compañero de viaje del PCI, fallecía guevarista, guerrillero imposible.

Este torrente de pensamientos, plasmados en este blog, que ya es más suyo que mío, surgió con la postrera confesión de Omar Sharif, el Yuri Zhivago de nuestra memoria sentimental. Salud Omar, cuídese usted. Las viejas estrellas nunca se apagan, por más que les pese a algunos.

*Dícese de una cualidad inmaterial e inherente a todo granaíno. Viene a ser como una mezcla de apatía, desgana y lo contrario de simpatía.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,me encanto su blog.Siga
escribiendolo.

Anónimo dijo...

Tremendísimo blog ¡Enhorabuena!

No sé si procede, pero he subido un disco que ilustra musicalmente la Revolución Cubana y creo que podría interesarte a tí y a los seguidores de El Llanto de la Acequia.

Son grabaciones inéditas con fragmentos de Radio Rebelde y breves saludos del Che Guevara, además de varias evocadoras canciones del mítico Quinteto Rebelde, Joseíto Fenández (el de la "Guantanamera", censurado por Batista en numerosas ocasiones) y el Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro (creado a finales de los años veinte y uno de los mayores exponentes del son tradicional cubano).
Lo peor del disco: el final. Una Omara Portuondo interpretando un pachuchiiiiiísimo "Hasta Siempre". Pero en fin, para gustos los colores.

Este es el enlace para la bajada:

http://rapidshare.com/files/83248951/Cr_nicas_Revoluci_n_Cubana.rar

Y esta la lista:
1. - Pasaron Los Años - Pablo Neruda
2. - El Credo - Carlos Puebla
3. - Desde La Sierra Maestra - Radio Rebelde
4. - Batista Ten Cuidado - Quinteto Rebelde
5. - Tu Tierra Y Tu Libertad - Joseíto Fernández
6. - Guaguanco Miliciano - Orquesta Típica Loyola
7. - Comunicación - Che Guevara
8. - Respeto Al Che Guevara - Quinteto Rebelde
9. - Primero Dejar De Ser - Carlos Puebla
10. - Como Lo Soñó Martí - Septeto Nacional
11. - Que Se Vaya El Morro - Quinteto Rebelde
12. - Huída De Batista - Radio Rebelde
13. - Cuba Libre - Merceditas Valdés
14. - Revolución Cubana - Conjunto Artemiseño
15. - Instrucciones De Fidel - Radio Rebelde
16. - Y En Eso Llegó Fidel - Septeto Nacional
17. - Cuba Que Linda Es - Ramón Veloz
18. - Fidel Convoca A La Huelga - Radio Rebelde
19. - Mi Patria Proletaria - Cumba Y Su Combo
20. - Caimanera - Carlos Puebla
21. - Che Comandante [Nicolas Guillén
22. - Hasta Siempre Omara Portuondo Y Martín

Que lo disfruten

Maribel,
Huesa

Anónimo dijo...

Veo que el link no ha entrado bien, aquí va de nuevo:

http://rapidshare.com/files/83248951/Cr_nicas_Revoluci_n_Cubana.rar

Anónimo dijo...

Ná, que el diseño del blog no permite links grandes.
Lo he acortado. Y luego que no le guste a nadie, brrrrrr.

Que sea la definitiva, espero:

http://lix.in/ec603294

Maribel, de Huesa

Anónimo dijo...

- Felicidades por el blog, soy un asiduo lector.

- Muchas gracias por el disco, lo andaba buscando desde hace tiempo... Es una delicia, además de un gran documento sonoro.
En cuanto a lo del link de rapidshare:
Yo uso los navegadores Firefox y Opera. En el primero es verdad que el link sale incompleto, pero no así con Opera. Seguro que usas Firefox y de ahí el problema. No tengo ni idea de cómo se verá en Internet Explorer, porque no lo uso

Saludos y adelante con El Llanto de la Acequia

Anónimo dijo...

Horacio Vazquez-Rial, del cual tengo el placer de conocer a su hija -que no ha seguido ni de lejos sus pasos ideológicos- es un renegado por partida doble, primero del comunismo "oficial" y después del trotskismo, para ser ahora un neoconservador extremo, especialmente empeñado en descubrir la no confesada comunión de intereses entre la izquierda y el islam más reaccionario para acabar con las "luces" que supondría el estado de Israel. Un ejemplar de cuidado. No me extraña que ensalce un film como ¡Che!. Está a su nivel de catadura moral.

Excelente texto, yo he pasado casi un mes en el que cuando se me ocurría alguna historia para escribir, a los diez minutos la desechaba por parecer obvia o simplemente una estupidez. No siempre valoramos que por otro lado, podemos aportar a los que leen datos, anécdotas y visiones de la realidad que no son precisamente las dominantes. En más de un caso me lo han comunicado de esta forma y en este caso tambien te lo digo: magnífica historia.

Anónimo dijo...

Gracias por el vínculo, Maribel

Incluso con Firefox se puede arreglar, teniendo en cuenta que la mayor parte de los archivos de Rapidshare vienen en formato *.rar, que es lo que falta.

Salud.