viernes, abril 27, 2007

Antonio Ferres, vida y obra de un vencido

No habían pasado ni 6 meses del golpe militar de Primo de Rivera, cuando nació Antonio Ferres Bugeda. Era el primero de marzo de 1924. El futuro escritor vino al mundo en una casa de vecinos de la calle de Antonio Palomino, en el madrileño barrio de Argüelles. Perecía la primera Restauración Borbónica a la vez que crecían las desigualdades sociales y avanzaba el republicanismo.

El sueño de libertad y progreso que supuso la República se desvaneció pronto, bajo el fuego de artillería de las tropas fascistas. Cuando terminó la guerra civil, Antonio Ferres era un chaval de 15 años. Según cuenta en su magnífico libro de memorias, en 1940 encontró su primer empleo, cómo mozo auxiliar del Servicio de Recuperación Artística, por el que cobraba 10 pesetas de jornal. Este Servicio, que se dedicaba a devolver a su dueños anteriores los objetos requisados por el Gobierno Republicano, escondía corruptelas típicas de la posguerra.

Durante la realización de unos exámenes para poder matricularse en la Escuela Superior del Trabajo, Ferres conoció a José López Pacheco, y a través de él, a su hermano Jesús. Logró acceder a esta Escuela con el objetivo de cursar posteriormente la carrera de perito industrial. Después, Antonio Ferres y Jesús López Pacheco, estudiaron juntos en la Escuela de Peritos Industriales.

Iniciados los años cincuenta, Ferres y su íntimo amigo, Jesús López Pacheco, crearon la tertulia del café La Estación, en la glorieta de Quevedo. En aquellas reuniones también participaban Julián Marcos y Julio Diamante. Por aquella época, se casó con Lola, muchacha de familia obrera y comunista.

A través de Juan Eduardo Zúñiga, Ferres conoció a Carlos Edmundo de Ory, Eloy Terrón o Faustino Cordón. A la vez que se introducía en ambientes literarios, embarcaba en el proceloso mar de la lucha antifranquista.

Ferres consiguió el puesto de segundo jefe de Geotecnia, en el Laboratorio Central de Materiales de Construcción. Allí conoció a Armando López Salinas, con el que trabó una profunda amistad.

Fue en la revista Acento Cultural, gestionada por un grupo de falangistas del SEU (el actual crítico literario de El País, Rafael Conte, entre ellos) donde Ferres y López Salinas publicaron sus primeros relatos. Nacía así el realismo crítico, corriente que renovó las caducas letras hispánicas, demasiado cargadas de nacionalcatolicismo.

Antonio Ferres y Armando López Salinas, aprovecharon el mes de agosto de 1957, para viajar al territorio remoto de Las Hurdes, en Extremadura. De este periplo veraniego, surgió el libro Caminando por las Hurdes, editado por Seix Barral en 1960, y reeditado recientemente por Gadir.

La editorial Destino acogió el lanzamiento del realismo crítico, publicando las novelas Central Eléctrica (1958), de Jesús López Pacheco, La piqueta (1959), de Antonio Ferres, La mina (1960), de López Salinas y La zanja (1961), del sevillano Alfonso Grosso. Posteriormente, fue la editorial Seix Barral la que se encargó de publicar las obras de esta nueva generación de escritores, a los que se unieron Juan García Hortelano y Daniel Sueiro, entre otros.

Cuando acababan los cincuenta, Ferres tuvo la oportunidad de conocer a Simone de Beauvoir y a Florence Malraux, que visitaban España, acompañadas por Juan Goytisolo.

Ferres y López Salinas, ingresaron al unísono en el Partido Comunista, viajando clandestinamente a una reunión del Comité Central, en París. En el seno del PCE, vivieron el tremendo golpe que supuso la detención y fusilamiento de Julián Grimau, en abril de 1963.

Tras separase de su esposa y encontrarse sin trabajo, viajó a México, invitado por el escritor exiliado Max Aub. Ferres conoció de primera mano la abismal decepción de Aub al regresar temporalmente a España, sentimiento que plasmó en La gallina ciega. En Kansas (EEUU), mientras daba clases de redacción avanzada, conoció a Doris Rolfe, de la que se enamoró. Ferres se estableció finalmente en Chicago, donde ocupó un puesto de profesor en la universidad.

Cuando mejoró su situación económica, Ferres y Doris, decidieron pasar los veranos en España, para no perder el contacto con la hija del escritor. Tras la muerte de Franco, Ferres regresó, estableciéndose en un apartamento en la calle del Pintor Ribera, en Madrid. En 1983, Doris regresó a EEUU, angustiada por la precariedad económica en la que se desarrollaba su vida diaria.

Tras la despedida de Doris, Antonio Ferres se instaló en el barrio de Maravillas, epicentro de la denominada movida madrileña. Actualmente, tiene 83 años y continúa escribiendo. La editorial Gadir, que está llevando a cabo una encomiable labor de recuperación de la obra de Ferres, publicó a finales de 2006 'Crónica de amor de un fabricante de perfumes', nueva novela del madrileño, que fue presentada por el periodista Javier Alfaya y por el poeta Luis García Montero.

Sin duda alguna, Antonio Ferres es uno de los mejores escritores del Siglo XX español, artesano de una literatura militante y comprometida, no por ello exenta de calidad. Representante de una generación olvidada, opacada por la gauche divine, símbolo de una literatura del pueblo, por el pueblo, y para el pueblo. Sólo he leído tres de sus libros: Memorias de un hombre perdido, Los vencidos y La piqueta, pero espero ampliar la lista en un futuro.

Su fraternal amigo, Jesús López Pacheco, murió en 1997, en Ontario (Cánada), donde vivía exiliado desde los sesenta. Otro de sus grandes amigos, Armando López Salinas, continúa militando en el PCE y es uno de los grandes animadores de la Unidad Cívica por la República.

Antonio Ferres, que volvió a España, creyendo que todo iba cambiar tras el fallecimiento del tirano, reniega en sus memorias de las componendas políticas de la Transición, sintiéndose un hombre perdido en un país perdido. Muchos más nos sentimos así, acogotados por el orden natural de las cosas, preparados para asaltar el palacio de invierno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

http://foromemoriagranada.blogspot.com/2007/05/concentracin-sbado-5-de-mayo-de-2007-19.html


CONCENTRACIÓN

No a la Ley de Punto Final

No a la impunidad de los crímenes franquistas

Sábado 5 de mayo de 2007

19 horas

En la explanada de La Caleta, frente al monumento a los caídos de la Huelga de la Construcción de 1970


Convocan: Espacio Revolucionario Andaluz-Espacio Alternativo, Foro por la Memoria de Granada, sindicato de pensionistas y jubilados de CC.OO., PCE, Juventudes Comunistas y Plataforma Cívica por la República de Granada.