Mediático, odiado, amado, calumniado, alabado, protagonista de la vida política española desde hace más de 70 años, Santiago Carrillo Solares sigue al pie del cañón.
Nacido en 1915 en Gijón, hijo del dirigente socialista Wenceslao Carrillo, fue cronista parlamentario del diario El Socialista con tan sólo 15 años, secretario general de las Juventudes Socialistas con 19, cumplió condena por haber participado en la Revolución de Asturias. Gran impulsor de la unificación de las juventudes del PSOE y las del PCE, ocupó diversos cargos durante la Guerra Civil.
Siendo ya militante del PCE, es nombrado consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid, presidida por el general Miaja. Mientras ejerce esta responsabilidad se produce la matanza de Paracuellos del Jarama, principal argumento del régimen franquista para denostar a Carrillo tras su acceso a la secretaría general del PCE en 1962.
En el exilio, tras el suicidio de Pepe Díaz y el arrinconamiento de Vicente Uribe, Pasionaria es elegida secretaria general del Partido. Carrillo comienza a escalar posiciones y a apoderarse del aparato comunista. Estalinista convencido, supo adaptarse a la era Kruschev, habilidoso como pocos, genial estratega del camaleonismo político.
Expulsó a Jorge Semprún y a Fernando Claudín, cuando comenzaban a hacerle sombra. Sacrificó a Julián Grimau, enviándole a territorio español, donde fue torturado y fusilado. Cercó y controló a Pasionaria, arrebatándole el trono, condenándola a una posición honorífica de reina madre (Vázquez Montalbán dixit).
Santiago Carrillo fue secretario general del PCE durante 20 años, desde 1962 hasta 1982. Durante estas dos décadas, Carrillo dominó el Partido cómo si de un cortijo se tratase. Tras la muerte de Franco, imbuido por la fe eurocomunista, abandonó el rupturismo republicano y pactó con los herederos del dictador. Dilapidó el patrimonio heroico del comunismo español, única fuerza organizada que desafió al franquismo, por un puñetero plato de lentejas.
Personalista, autoritario, inteligente, maniobrero, astuto, eclipsó a los dirigentes del interior, curtidos en la lucha diaria, carne de cárcel, alejados de las mieles del exilio soviético. Simón Sánchez Montero, Marcelino Camacho, Luis Lucio Lobato, verdaderos soportes del antifranquismo militante, figuras históricas del movimiento obrero, pasaron a un segundo plano, relegados por la impresionante ambición del camarada secretario general.
Experto en el travestismo ideológico, mudó del estalinismo al eurocomunismo, para luego desembocar en la socialdemocracia, en la maldita casa común de la izquierda. Tras ser defenestrado de la secretaría general, fue expulsado del PCE en 1985, fundando un nuevo partido, cien por cien carrillista, Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista, que compitió con la naciente Izquierda Unida en las elecciones generales de 1986.
Aquella organización, liderada por el propio Carrillo y por el sindicalista Julián Ariza, intentó socavar el planteamiento unitario de Marcelino Camacho dentro de CCOO, robando espacio electoral y social a IU. El invento carrillista duró poco, acabó diluyéndose en el PSOE en 1991.
Desde entonces, alejado del ruedo partidario, ha retornado a su primitiva profesión de periodista, cómo articulista en el diario El País y como comentarista en la cadena Ser. Siempre al servicio de esa hipotética ala izquierda del PSOE, siempre enfrentado al PCE.
Desde la torre de marfil de su sabiduría, colaboró en el proceso inquisitorial contra Julio Anguita, símbolo del renacimiento de la izquierda comunista tras la Transición. Satanizando a Anguita, acusándolo de haber sido falangista en su juventud, Carrillo rememoraba los procesos estalinistas contra Heriberto Quiñones, Jesús Monzón o Gabriel Trilla.
Asalariado del grupo Prisa, escudero del empresario Jesús de Polanco, analista impenitente de la realidad española. Bestia negra de la dictadura durante mucho tiempo, insultado y vejado por la ultraderecha y sus altavoces mediáticos. 90 cumpleaños acompañado de la flor y nata de la progresía, el mismo día en que fue descabalgada la estatua del tirano de los Nuevos Ministerios.
Hace unos días, el viejo zorro, camino de los 93 años, volvió a actuar cómo martillo antiherejes de la socialdemocracia. Pronunció una conferencia en la Universidad Carlos III, dentro del curso de verano La Transición política en España 1973-1982, en la que arremetió contra el Partido Comunista.
El ex dirigente comunista consideró que, en la actualidad, el PCE 'no tiene nada que ver' con lo que fue durante el final del franquismo y durante la Transición democrática, y añadió que esta formación 'está tratando de destruir a IU', señala la nota de la agencia Efe. Así colabora Santiago Carrillo con el llamazarismo, así sirve a sus nuevos amos.
En estos momentos, cuando el PCE parece estar iniciando su definitiva resurrección, cuestionando su papel en la Transición y criticando duramente el colaboracionismo de IU con el gobierno Zapatero, reaparece Carrillo, disparando al partido que dirigió durante tantos años.Utiliza su prestigio entre los progres y entre bastantes comunistas para frenar el risorgimiento del PCE, motivo de preocupación para Prisa, el PSOE y la dirección de IU.
Cómo ha cambiado el percal, querido Santiago. De escribir en El Socialista a hacerlo en El País. De ser delfín de Largo Caballero y de Dolores a asesorar al melifluo ZP. Del sectarismo estalinista al sectarismo progresista. De José Stalin a Jesús de Polanco. De la revolución marxista a la democracia pesoísta.
No te engañes, Santiago, no te voy a reprochar lo de Paracuellos, nunca hubo pruebas de tu implicación, por mucho que vociferen los Píos Moas de turno. Además, que importa una gota carmesí en un mar de sangre. Que importa aquel crimen horrendo, cuando los africanistas y sus secuaces sembraron nuestra patria de miles de Paracuellos. No te equivoques, ante la escoria fascista, soy capaz de defenderte.
¿Recuerdas a José Gros? Uno de tus hombres de confianza, como Grimau, como Claudín, como Romero Marín. Él si se acuerda de tí, de tus innumerables traiciones, de tu proceder anticomunista, de tus olvidos interesados. Escribe José Luis Losa en Caza de Rojos, que llevas toda la vida reinvéntandote a ti mismo. Estoy totalmente de acuerdo.
Enséñanos tu verdadero rostro, tras el humo del cigarrillo eterno, bajo la peluca famosa, el rostro de aquel muchacho asturiano que quiso hacer la revolución y se quedó en el camino.
Nacido en 1915 en Gijón, hijo del dirigente socialista Wenceslao Carrillo, fue cronista parlamentario del diario El Socialista con tan sólo 15 años, secretario general de las Juventudes Socialistas con 19, cumplió condena por haber participado en la Revolución de Asturias. Gran impulsor de la unificación de las juventudes del PSOE y las del PCE, ocupó diversos cargos durante la Guerra Civil.
Siendo ya militante del PCE, es nombrado consejero de Orden Público de la Junta de Defensa de Madrid, presidida por el general Miaja. Mientras ejerce esta responsabilidad se produce la matanza de Paracuellos del Jarama, principal argumento del régimen franquista para denostar a Carrillo tras su acceso a la secretaría general del PCE en 1962.
En el exilio, tras el suicidio de Pepe Díaz y el arrinconamiento de Vicente Uribe, Pasionaria es elegida secretaria general del Partido. Carrillo comienza a escalar posiciones y a apoderarse del aparato comunista. Estalinista convencido, supo adaptarse a la era Kruschev, habilidoso como pocos, genial estratega del camaleonismo político.
Expulsó a Jorge Semprún y a Fernando Claudín, cuando comenzaban a hacerle sombra. Sacrificó a Julián Grimau, enviándole a territorio español, donde fue torturado y fusilado. Cercó y controló a Pasionaria, arrebatándole el trono, condenándola a una posición honorífica de reina madre (Vázquez Montalbán dixit).
Santiago Carrillo fue secretario general del PCE durante 20 años, desde 1962 hasta 1982. Durante estas dos décadas, Carrillo dominó el Partido cómo si de un cortijo se tratase. Tras la muerte de Franco, imbuido por la fe eurocomunista, abandonó el rupturismo republicano y pactó con los herederos del dictador. Dilapidó el patrimonio heroico del comunismo español, única fuerza organizada que desafió al franquismo, por un puñetero plato de lentejas.
Personalista, autoritario, inteligente, maniobrero, astuto, eclipsó a los dirigentes del interior, curtidos en la lucha diaria, carne de cárcel, alejados de las mieles del exilio soviético. Simón Sánchez Montero, Marcelino Camacho, Luis Lucio Lobato, verdaderos soportes del antifranquismo militante, figuras históricas del movimiento obrero, pasaron a un segundo plano, relegados por la impresionante ambición del camarada secretario general.
Experto en el travestismo ideológico, mudó del estalinismo al eurocomunismo, para luego desembocar en la socialdemocracia, en la maldita casa común de la izquierda. Tras ser defenestrado de la secretaría general, fue expulsado del PCE en 1985, fundando un nuevo partido, cien por cien carrillista, Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista, que compitió con la naciente Izquierda Unida en las elecciones generales de 1986.
Aquella organización, liderada por el propio Carrillo y por el sindicalista Julián Ariza, intentó socavar el planteamiento unitario de Marcelino Camacho dentro de CCOO, robando espacio electoral y social a IU. El invento carrillista duró poco, acabó diluyéndose en el PSOE en 1991.
Desde entonces, alejado del ruedo partidario, ha retornado a su primitiva profesión de periodista, cómo articulista en el diario El País y como comentarista en la cadena Ser. Siempre al servicio de esa hipotética ala izquierda del PSOE, siempre enfrentado al PCE.
Desde la torre de marfil de su sabiduría, colaboró en el proceso inquisitorial contra Julio Anguita, símbolo del renacimiento de la izquierda comunista tras la Transición. Satanizando a Anguita, acusándolo de haber sido falangista en su juventud, Carrillo rememoraba los procesos estalinistas contra Heriberto Quiñones, Jesús Monzón o Gabriel Trilla.
Asalariado del grupo Prisa, escudero del empresario Jesús de Polanco, analista impenitente de la realidad española. Bestia negra de la dictadura durante mucho tiempo, insultado y vejado por la ultraderecha y sus altavoces mediáticos. 90 cumpleaños acompañado de la flor y nata de la progresía, el mismo día en que fue descabalgada la estatua del tirano de los Nuevos Ministerios.
Hace unos días, el viejo zorro, camino de los 93 años, volvió a actuar cómo martillo antiherejes de la socialdemocracia. Pronunció una conferencia en la Universidad Carlos III, dentro del curso de verano La Transición política en España 1973-1982, en la que arremetió contra el Partido Comunista.
El ex dirigente comunista consideró que, en la actualidad, el PCE 'no tiene nada que ver' con lo que fue durante el final del franquismo y durante la Transición democrática, y añadió que esta formación 'está tratando de destruir a IU', señala la nota de la agencia Efe. Así colabora Santiago Carrillo con el llamazarismo, así sirve a sus nuevos amos.
En estos momentos, cuando el PCE parece estar iniciando su definitiva resurrección, cuestionando su papel en la Transición y criticando duramente el colaboracionismo de IU con el gobierno Zapatero, reaparece Carrillo, disparando al partido que dirigió durante tantos años.Utiliza su prestigio entre los progres y entre bastantes comunistas para frenar el risorgimiento del PCE, motivo de preocupación para Prisa, el PSOE y la dirección de IU.
Cómo ha cambiado el percal, querido Santiago. De escribir en El Socialista a hacerlo en El País. De ser delfín de Largo Caballero y de Dolores a asesorar al melifluo ZP. Del sectarismo estalinista al sectarismo progresista. De José Stalin a Jesús de Polanco. De la revolución marxista a la democracia pesoísta.
No te engañes, Santiago, no te voy a reprochar lo de Paracuellos, nunca hubo pruebas de tu implicación, por mucho que vociferen los Píos Moas de turno. Además, que importa una gota carmesí en un mar de sangre. Que importa aquel crimen horrendo, cuando los africanistas y sus secuaces sembraron nuestra patria de miles de Paracuellos. No te equivoques, ante la escoria fascista, soy capaz de defenderte.
¿Recuerdas a José Gros? Uno de tus hombres de confianza, como Grimau, como Claudín, como Romero Marín. Él si se acuerda de tí, de tus innumerables traiciones, de tu proceder anticomunista, de tus olvidos interesados. Escribe José Luis Losa en Caza de Rojos, que llevas toda la vida reinvéntandote a ti mismo. Estoy totalmente de acuerdo.
Enséñanos tu verdadero rostro, tras el humo del cigarrillo eterno, bajo la peluca famosa, el rostro de aquel muchacho asturiano que quiso hacer la revolución y se quedó en el camino.
8 comentarios:
Muy bueno el artículo, Antonio.
Si no te importa lo publicaremos mañana en laRepublica.es, enlazando tu blog, por supuesto.
Un saludo
Javier Parra
Sobre la trayectoria de Santiago Carrillo habría mucho que discutir pero en muchas cosas que dice tiene razón y más que muchos iluminados como el tal Anguita. Y si quieres conocer LO QUE ES en realidad IU date un vueltecita por Córdoba donde sin duda está la verdadera izquierda. Ah ! y yo soy de izquierdas pero de los de verdad no de los que lo son dándose con el puño en el pecho.
Siento discrepar en muchos aspectos de tu artículo...
Santiago Carrillo es un eurocomunista convencido, lo ha sido toda su vida, y por ello precisamente no pertenece a IU, porque le expulsaron. Él más que nadie quería una España democrática, era la primera persona que apostó decididamente por la democracia a finales de los años 40 con su política de reconciliación nacional.
Creo que es de los pocos comunistas que ha sabido evolucionar y situarse al lado de un comunismo democrático, alejado de frases tan utópicas en el mundo en el que vivimos como "la dictadura del proletariado", por eso mismo, por romper con el comunismo tradicional, muchos sectores le ven como un hereje; pero por suerte, otros tantos le vemos como el gran luchador que es, una persona que se sabe adaptar a los tiempos, y que sabe adaptar los viejos escritos de Marx, Engels y Lenin a lo que el mundo necesita hoy en día, a lo que es realmente aplicable, Carrillo no vive de utopías.
El comunismo de Stalin en gran medida no era comunismo, sino despotismo, y Santiago supo desmarcarse a tiempo.
Él no expulso a Semprún y Claudín, fueron ellos los que no comulgando con la política llevada a cabo por el PCE en ese momento se fueron, no sin un año de debates internos para intentar llegar a un acuerdo.Se ha de recordar que Claudín quería dar un giro a la derecha del partido defendiendo la liberalización y la oligarquía, además de proponer una democratización interna del partido cuando éste estaba en la clandestinidad con el consiguiente riesgo para el PCE que ello comportaba. No obstante, fueron unos grandes comunistas a los que los años en el exilio les pasaron factura.
Grimau fue siempre uno de los responsables en el interior de España, y lamentable y trágicamente para todos fue asesinado.
Pasionaria dirigía el partido desde Moscú aspecto que dificultaba mucho la coordinación del mismo cuando se requería la mayor agilidad posible (eran las épocas del movimiento estudiantil, de CCOO, etc) ella misma presentó la dimisión proponiendo a Carrillo como Secretario General del partido, cosa que Carrillo aceptaría si ella era nombrada presidenta, no veo ninguna malas artes por parte de Santiago, es más Dolores siempre ha tenido una gran amistad y estima personal y político por Santiago.
De Julio Anguita no hay que olvidarse de como traicionó a la izquierda aliándose con el PP de una forma lamentable, es más, con su política anti PSOE (en algunos casos con cierta justificación, a mi juicio) evitó que en muchas provincias y aytos gobernara la Izquierda, que es lo que verdaderamente debe primar. Las fuerzas de la izquierda deben permanecer unidas.
Públicamente Carrillo ha alabado más de una vez la política de acercamiento al PSOE que está llevando Llamazares, no se a qué se deberán las dudas expuestas en esté artículo.
Creo que el comentario vertido sobre Carrillo y Polanco, se cae por su propio peso, yo pregunto: ¿No estamos en una democracia, y la prensa tiene libertad para elegir a quién escoge para hacer sus crónicas políticas?, ¿Acaso criticamos a otras personalidades políticas que escriben en la prensa de derecha? A estas alturas pienso que por suerte el medio de comunicación de mayor éxito cuenta con uno de los Políticos con mayor baggage y señorío en la historia de España.
Gracias.
"De Julio Anguita no hay que olvidarse de como traicionó a la izquierda aliándose con el PP de una forma lamentable, es más, con su política anti PSOE (en algunos casos con cierta justificación, a mi juicio) evitó que en muchas provincias y aytos gobernara la Izquierda, que es lo que verdaderamente debe primar"
¿O sea que debe primar el reparto de sillones antes que el pacto programático?, vamos que si mañana el PP se refunda como Partido Socialista Español ya podemos pactar con ellos ¿no?. Anguita supero los nominalismos y ofreció no pactos de etiquetas sino pogramáticos, porque lo importante es la cosa, y no como se llame la cosa. El PSOE practica políticas de derechas calcadas al PP y porque se digan de izquierdas no significa que lo sean.
Es cierto que en la época de Anguita las políticas del PSOE no eran todo lo de izquierdas que nos hubiesen gustado que fueran a muchos. Es indudable. Pero también es cierto que Julio Anguita hizo un flaco favor a la derecha de este país (sin duda alguna la derecha es el Partido Popular) para conseguir el Gobierno, y cuando se ha visto la reencarnación de Franco personificada en Aznar en el poder, se puede comprobar fácilmente lo que son políticas de centro-izquierda (las de González) y las de derechas (las de Aznar).
Evidentemente el objetivo del pacto no debe ser conseguir el poder (o repartir sillones, como dices), el fin último debe ser que una mayoría de izquierdas gobierne, y se hagan políticas de izquierdas, y así evitar que una minoría ideológica (ojo, digo ideológica no de partido) gobierne el país. Lo que no se puede hacer, es lo que hizo el señor Anguita, hacer campaña por el Partido Popular alzándole al poder, y cuyas nefastas consecuencias sufrimos en su día todos.
Pienso que la línea que está llevando el señor LLamazares es mucho más acertada que la de Anguita, también es cierto que el izquierdismo de Zapatero no es el de González, pero de esta forma la mayoría de los ciudadanos, es decir, la izquierda, la unión de la izquierda, es la que tiene el poder, y es la que está consiguiendo cambiar este país: ampliando derechos y haciendo políticas sociales, bien es cierto que hay éxitos y fracasos en las políticas actuales del PSOE, pero prefiero estos fracasos que los éxitos del PP.
Un saludo!
Ya vemos que justifica sus crimenes, "ya que como los fascistas los hacian", para no ser menos, pues ale. Creo que además de justificarlos minimizas "la gota carmesi"; pues podia haber sido la tuya y la del indeseable del Carrillo, ya que total puestos a despreciar.....
Siento comunicar que Carrillo NO fue ningún estalinista, ni mucho menos, pues se llevaba mal con Stalin. Además Jrushchov calificó a Carrillo como "revisionista de derechas" Mientras que a los estalinistas los juzgó como "revisionistas de izquierda".
Genial obituario para el di'a de hoy.
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